CUANDO
LA MUERTE SE MUTA EN SÍMBOLO
1º
de julio de 1974-2018
CUANDO
LA MUERTE SE MUTA EN SÍMBOLO
Por
Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo
Digital
5 de julio del 2018 *
El 1º de julio de 1974, en horas del mediodía,
se anunciaba la muerte del tres veces presidente de los argentinos:
Juan Domingo Perón, en toda la historia argentina nadie
llegó a tal realidad, de regir los destinos de la Argentina
y ser elegido en las urnas en tres oportunidades bien distintas.
La vuelta del hombre fuerte y reconocido de
la Argentina atravesó, primero el aeropuerto de Ezeiza
aquel 17 de noviembre de 1972, en medio de fuertes disposiciones
de seguridad implementadas por la dictadura militar, autodenominada
Revolución Argentina, corrían tiempos del general
Agustín Lanusse.
EL
REGRESO
La
mañana era lluviosa, fría y nada tenía
que ver con un día peronista, de acuerdo al folklore,
a esa identidad pergeñada en décadas. Miles y
miles de personas de todas las edades se embarraron, empaparon
y buscaron un lugar privilegiado para saludar a Perón.
Eran más de 17 años de ausencia. Casi dos décadas
donde su pensamiento político había variado, era
distinto, diferente, se enfrentaba a otro país cambiante.
Se reunió con los líderes opositores y dio nacimiento
a La Hora de los Pueblos… Su regreso fue un tiempo de
deambular de miles y miles de argentinos que lo habían
conocido como presidente y aquellos hijos del peronismo, de
ese Movimiento Obrero que les fue contando aquellos años...
En Gaspar Campos estuvo un tiempo y ahí palpó
un cariño popular... de los que querían verlo
y tocarlo, si era posible…
El
20 de junio de 1973 fue el regreso definitivo, y fue Ezeiza,
tema insoslayable para hablar del peronismo y de toda aquella
etapa convulsionada, pero vale decir, tampoco la única.
Una confrontación que dejó muertos y heridos,
no hay cifras oficiales... una herida que atravesará
aquellos años...
Perón regresa a la presidencia por tercera
vez y con un porcentaje no alcanzado por nadie más en
la historia eleccionaria. Mandato corto y con una vicepresidencia
que ni los viejos, ni los nuevos peronistas pudieron digerir
nunca. Si Evita no lo había sido, porqué esta
mujer, estamos hablando de Isabel Martínez.
Quizás la mejor forma de expresar este
descontento apareció de la mano de los jóvenes
peronistas, eran aquellos que apenas habían vivido el
peronismo de los 10 años de gobierno, pero también
apareció en los viejos resistentes y en miles de peronistas
que no entendían al ¨viejo¨.
La teoría del cerco fue una constante
y Perón se enfrentó a los jóvenes y no
tanto, peronistas o de familias peronistas y aquellos que se
vistieron de peronismo.
El
1° de mayo de 1974 es un momento crucial, duro, convulsionado…
ya se había dado lo de José Ignacio Rucci. El
cortocircuito fue contundente, si bien muchos historiadores
actuales y no tanto hablan de que Perón echó a
los Montoneros de la Plaza…. No han dicho que aquella
jornada los que se van… por propia decisión son
inmensas masas de trabajadores, estudiantes y jóvenes,
hijos del peronismo que no acataban ninguna orden… ni
las broncas de Perón, ni los mandatos de los Montoneros…
los historiadores seguramente no lo dicen porque no estuvieron,
no lo conocen y no lo han investigado… es como la nueva
historia oficial de aquel día…
Perón
vuelve a salir a los balcones blindados de la Casa Rosada el
12 de junio, su último discurso y aquel 1º de julio
muere, dejando lo peor del peronismo en el sillón de
Rivadavia y algo más.
LOS
SÍMBOLOS
Pero
los símbolos aparecen una y otra vez entre la vida que
se extingue y la muerte irremediable.
Y nadie puede desmentir que los símbolos
existen, se hacen carne y leyenda, son parte de las realidades
que asoman y a pesar de las broncas, aparecen los profundos
dolores. Miles de aquellos protagonistas del 1º de mayo
de 1974 inundaron las adyacencias del Congreso Nacional con
los ojos llorosos, abatidos y pensando que el futuro por venir
no sería color de rosa…
Pero el muerto no era un muerto más, la pelea anterior
había sido con el padre, no el adversario, era la falta
de comprensión, por parte del gran padre, por los que
habían crecido apretando un viva Perón detrás
del decreto 4161.
Estaban los miles de peronistas que habían
luchado, peleado y jugado la vida por Perón, diseñando
por aquella P, con la V de volver. Estaban los que recordaban
la muerte de Evita y el llanto de Perón, todo se mezclaba
en las filas y el mundo tuvo que hablar de la muerte de un estadista
y de un líder.
El símbolo fue claro y controvertido, pero toda batalla
se aplacó ante la muerte irreparable.
Luego del duelo, el sepelio y el descanso eterno,
las controversias volvieron a aflorar, la lucha se profundizó,
la marca de Perón quedó acorralada en toda la
vorágine de aquellos casi dos años, que desencadenaron
la llegada de la última dictadura militar.
Y
el símbolo que se agigantó en aquellos años,
entre las broncas del 1º de mayo y la oposición
a alguien no deseado, fue la figura de Evita que salió
en miles de retratos, en cientos de afiches y en esa especie
de simbología esperanzada, luego de la muerte de Perón,
que a cada paso mal dado por un gobierno que ya no representaba
las aspiraciones populares, iba dejando el sello de aquellos
años de añoranza indeleble.
Los
símbolos, la identidad, la historia, la memoria son un
bagaje fundamental de los pueblos… con los que se puede
estar o no de acuerdo… querer más o no… pero
eso no invalida lo existido, lo realizado, lo vivido.
En
la realidad actual del peronismo… lo que no existe más
es EL MUNDO PERONISTA… en palabras de Juan Carlos Cena,
ese quedó atrapado en esos años y en los posteriores…
no hay más columna vertebral… lo que ha quedado
es una burocracia partidaria de todo color y pelaje que más
que peronismo es una vergonzosa farsa, inundada de corrupción
y conveniencias políticas. Sin ética, códigos
o valores humanos.
* Primera
versión el 1º de julio del 2005. Corregida, ampliada
y actualizada el 30 de junio del 2015.
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